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El valor de la renovación

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            En Madrid hay casi 50 colegios mayores y son incontables las residencias del más diverso estilo. Estos diversos centros universitarios tienen su valor y responden a intereses distintos. En unos se atienden más a unos valores que a otros.

            Hay Colegios Mayores y Residencias donde el estilo lo marcan los residentes. Son ellos los que determinan lo que hay que hacer, los que fijan el reglamento, etc. Pero hay otros Colegios Mayores donde el estilo de educación lo da el mismo Colegio Mayor que, a través de su Proyecto Educativo, marca el tipo de Colegio que desea ser. No es una agenda oculta. Todos lo firman al aceptar la plaza o al solicitar la renovación. Firman que se identifican con lo que en él se dice. Firman que lo asumen en todos sus puntos.

            A partir de ahí construimos y hacemos el Colegio. Juntos y en colaboración. La Dirección es responsable de mantener el rumbo y lo hace a veces tomando decisiones: en estas fechas, quién es digno de entrar en el colegio y quién puede continuar porque ha conseguido lo establecido.

            Estas últimas semanas hemos estado ocupados con entrevistas, tanto con quienes desean formar parte el año que viene de nuestra comunidad colegial, como con quienes desean renovar su plaza para el próximo curso. La renovación en nuestro mayor nunca ha sido gratis. Por eso, año tras año, despierta temores, suspicacias, desconfianzas. Y por eso conviene volver a recordar que estar en un Colegio Mayor es un auténtico privilegio. Comenzar el primer año es algo más sencillo porque es el fruto de un expediente y una breve entrevista en el proceso de solicitud. Luego, los nuevos colegiales tienen todo un año para demostrar que los méritos e indicios por los que se les concedió la plaza son realidades. Así, cada curso, la renovación para continuar en el colegio hay que ganársela a lo largo de todo el año. Y esto vale para todos los colegiales, independientemente del año de promoción.

            Al concluir el curso toca hacer balance: felicitar a unos por crecer en todos los aspectos; a otros recordarles que tienen margen de mejora y que pueden ofrecer mucho más; a un último grupo, siempre muy minoritario, anunciarles que su etapa en el colegio ha concluido. Nadie puede decir en este momento “yo no sabía nada” o “a mí no me dijeron nada”, porque a través de las diversas asambleas y entrevistas, de nuestra web, del reglamento y proyecto educativo, se puede tomar conciencia de a qué atenerse. La mayoría de colegiales no tendrán problemas porque trabajan, estudian y alcanzan sus metas académicas, conviven, participan en todo lo que es la vida colegial, se divierten en armonía y respeto mutuo. No sólo no tendrán problema en renovar, además recibirán la felicitación merecida por su esfuerzo.

            Por eso no deja de sorprender cierto clima de temor ante el proceso de renovación o de desconfianza por ciertas renovaciones condicionadas. Algunos ciertamente pueden tener razones para estar un poco atemorizados ante el resultado de su solicitud de renovación, pero han sido reiteradamente informados de por dónde no se llegaba a buen puerto y su expediente no está precisamente impoluto. Pero no todo se dice por parte de estos colegiales ni de la dirección, porque no se debe o no se puede decir por respeto.

            Para entender estas decisiones tal vez es bueno que todos nos hagamos una pregunta que yo, al menos, no dejo de hacerme cada cierto tiempo: cuál es el ideal de colegial, qué tipo de joven quiere formar este Mayor que quiere ser un centro educativo. Con el Proyecto Educativo del Mayor en mente, la respuesta no es difícil: “Queremos formar personas adultas, libres y responsables, comprometidas en la construcción de un mundo más justo y solidario”. Y aquí entra desde las metas académicas o de créditos colegiales, hasta el respecto al reglamento colegial o a la dignidad del otro y de sí mismo, como puede darse en el abuso del alcohol y de las novatadas.

            Habría además que desdramatizar el que contra su voluntad uno no pueda continuar en el colegio. Al fin y al cabo la vida no empieza ni termina en el Jaime. Simplemente la “no renovación” adelanta una nueva etapa de sus vidas que más tarde o más temprano iban a iniciar. Ni las amistades ni las posibilidades se truncan con la salida. Lo que esperamos siempre es que esta última y dura decisión, si no en el inmediato presente, al menos en el futuro, sirva para tomar conciencia de que nuestro modo de actuar, de comportarnos, tiene consecuencias. No se puede pensar que la vida es como un teclado de ordenador o Smartphone, en el que borramos y reescribimos. En la vida real no hay tecla “supr” y esto hay que entenderlo y aceptarlo. Se es responsable de lo que se hace y de lo que no se hace.

            No sé si lo conseguiremos. Pero al menos tenemos claro el rumbo hacia el que queremos caminar. Y tratamos de que todo en el Colegio se oriente, se articule, en esa dirección. Es conveniente que los que están y los que vengan, tengan las ideas claras. El Jaime no es sólo un colegio mayor con buenas instalaciones. No es sólo que haya un buen clima de convivencia. No es sólo que tenga un buen ambiente de estudio. El Jaime es además, quiere ser, un lugar donde se formen personas comprometidas con nuestros valores innegociables. Para que todos sepamos a qué atenernos.

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