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Unas cuentas

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En la cartelera de dirección hay un papel en el que se muestran las cuentas detalladas de la fiesta de primavera que celebraron los colegiales hace unas semanas. Hace unas semanas escribía aquí mismo que en el Colegio pasan muchas cosas. Algunas se van repitiendo de año en año. Algunas conviene subrayarlas. Otras sería mejor olvidarles. Y otras, definitivamente, habría que grabarlas en letras de oro en la historia del Colegio. Porque no conviene que se olviden de ninguna manera.

Me atrevería a decir que en los años que llevo de Director lo que está escrito en ese papel es la primera vez que se expone en público. Y mucho me temo que puedo extender esa “primera vez” a muchos años antes. La novedad es total. Más si se tiene en cuenta que, desde prácticamente un mes antes de la fiesta estuvo también puesto en el cartel de anuncios de los colegiales fotocopia del contrato hecho con la discoteca.

Por primera vez, la comisión encargada de la fiesta ha hecho un ejercicio de transparencia que es bueno para todos. Me encantaría que esta “primera vez” abriese la senda a una nueva tradición colegial. Esta sería una tradición de las buenas. Los que han organizado la fiesta son conscientes de que asumían un servicio para los demás colegiales. Y que el servicio, por definición, renuncia a los privilegios. Parte de ese servicio –muy importante en estos tiempos que corren– es la transparencia en todo lo referente a las cuentas, a los dineros. Porque no sólo está el papel con el resumen de las cuentas. Además, en él se indica que las facturas y recibos están a disposición de cualquier colegial que lo solicite. ¡Enhorabuena!

No quiero decir que los colegiales que formaron esa comisión en anteriores ocasiones (al menos quince fiestas en el tiempo que lleva como director el que suscribe) se hayan llevado dinero de la fiesta para su bolsillo. También ha sucedido eso. Pero siempre, estoy casi seguro, había algún privilegio. Aunque sólo fuera porque las copas no vendidas quedaban en manos de organizadores, que se aprovechaban de ellas más tarde.

Enhorabuena y mis mayores felicitaciones para los que han entendido y llevado a la práctica que la vida colegial se hace no a base de privilegios sino de servicio, de claridad y de transparencia. Y que éste sea el punto inicial de una nueva “tradición” en el Colegio Jaime del Amo. Una de esas tradiciones de las que todos nos podamos sentir orgullosos.

P. Fernando Torres Pérez cmf

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