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Un puente entre pasado y futuro

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La sociedad, y con ella nuestra familia del colegio Mayor, transcurre por caminos desconocidos que se convierten para todos en tiempo de retos y oportunidades. Son tiempos nuevos sin duda alguna. En el acto de inauguración del curso, nuestro auditorio con muchos asientos vacíos, era una imagen nada habitual ni agradable, aunque sentíamos al resto de colegiales cerca, acompañándonos desde otras salas del Mayor.

La memoria del curso pasado, que exponían los Decanos, y la posterior imposición de becas, por un lado, y la presentación del Consejo Colegial por otro, nos permitían vivir el comienzo del curso como un puente entre el curso inconcluso del año pasado y el que estábamos inaugurando. La experiencia de los colegiales mayores, que recibían su beca, se une a la novedad y frescura de los nuevos colegiales. Pasado y presente vamos a construir juntos, codo a codo, el futuro de este curso.

No ha sido un comienzo fácil para nuestro Mayor, con varios miembros del equipo de dirección y servicios alejados del Colegio contra nuestra voluntad. Por eso siento como un deber que me sale del corazón unas palabras de agradecimiento más largas de lo que acostumbro. En mi nombre y en el del subdirector Carlos, agradezco a quienes (colegiales, familiares, trabajadores, empresas colaboradoras) nos habéis hecho llegar vuestros mejores deseos y palabras de ánimo en las semanas pasadas. Pero especialmente quiero hacer un reconocimiento, en primer lugar, al subdirector Manuel Córdoba y al pastoralista Rubén Francisco (bien respaldado siempre por Jorge Ruiz), su generosidad durante el mes de septiembre. GRACIAS de corazón por multiplicar tiempo, ilusión y energía. Quiero también agradecer al Consejo Colegial por el apoyo, iniciativas, responsabilidad y saber hacer durante estas primeras semanas a favor del Colegio. En tercer lugar quiero agradecer a los cuatro jóvenes que recibieron la beca por su aportación a la vida colegial en los 4 años vividos en el Mayor. A través de vuestras memorias he podido disfrutar cómo la razón de ser de una institución como esta cobra todo su sentido. Todos ellos han hecho posible, con su presencia y dedicación, que la vida en el mayor haya sido vida colegial, vida de hogar desde el comienzo.

El coronavirus ha puesto al descubierto algunas carencias de nuestro sistema: la soledad de los ancianos, las condiciones inhumanas en que se encuentran los temporeros e inmigrantes, la realidad de algunos barrios de nuestras ciudades, los límites del estado de las autonomías, las dificultades en las familias, en el trabajo y hasta el modo como se divierten los jóvenes. No podemos agachar la cabeza, decir para nuestros adentros “sálvese quien pueda” y dejarnos llevar. Es tiempo para la creatividad. Autoridades sanitarias y políticas pueden recortarnos un poco las alas, pero no la capacidad de pensar, de convivir, de unir al aprendizaje académico esos saberes que da la convivencia en el Mayor, el intercambio constante de pensamientos y conocimientos.

Tenemos ante nosotros un curso nuevo por vivir. Sin darnos cuenta, la vulnerabilidad que experimentamos y nos va a llevar de nuevo a un cierto confinamiento, nos regala nuevos modos de relacionarnos, nuevos ritmos de vida y el tiempo necesario para reflexionar sobre lo que cuenta y es importante. No tenemos todo bajo control, sentimos el riesgo, la incertidumbre, pero no nos vamos a dejar atravesar por el miedo ni convertirnos en “tóxicos” los unos para los otros. Os invito a aprender creativamente a vivir de otra manera y a preguntarnos cada uno de nosotros: ¿Qué voy a aportar, en esta situación que me toca vivir, para hacer del Mayor un hogar, un lugar de aprendizaje, de crecimiento, de gozo?

Estos días, el Papa Francisco ha firmado una nueva encíclica con este título “Fratelli tutti”. Es un buen slogan para el curso que estamos comenzando y que tantas veces sentimos: TODOS HERMANOS. Esto significa no sólo divertirnos juntos, resolver problemas de la universidad juntos, competir en la cancha juntos. Apunta a una solidaridad y colaboración de todos, a una responsabilidad común.

Hemos vuelto. Es el momento de volver a tejer historias juntos, no de añorar cosas que otros años hacíamos y ahora no podemos hacer. Eso es lo importante ahora, con ilusión, responsabilidad y creatividad, vamos a abordar este momento. Juntos encontraremos caminos nuevos.

Deseo a todos, colegiales y personal, un curso exitoso. Recogemos la pesca del año pasado y nos disponemos a subir de nuevo en nuestra barca del Jaime del Amo para lanzarnos otra vez a la faena, a la pesca, a bregar en ese lago que no siempre está calmado. Saldremos adelante porque el barco del Jaime sabe, en medio de las tormentas, bogar mar adentro: ¡Duc in Altum!

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