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Rondas por el entorno universitario.

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Hay hechos y actitudes que no pueden quedar en el olvido, y ahora, pasada la celebración del inicio de curso, me parece el momento oportuno. Muy a mi pesar, muchos colegiales siguen creyendo que ser colegial de nuevo ingreso exige un peaje. Cada Colegio tiene los suyos. En el Jaime, disfrazarse en la ronda es indudablemente uno de ellos. Y desgraciadamente una gran mayoría, al acercarse la fiesta colegial, tiene que hacerse, buscarse o comprarse un disfraz y hacer reír o pasar un cierto ridículo paseando por los Colegios Mayores del entorno. Estoy convencido de que no todos son libres en ese paseo nocturno, tan concurrido y festivo. En el pensamiento de una amplia mayoría, esta ronda es un peaje para ser reconocido como auténtico colegial. Así, bastantes de ellos, pagan gustosos este peaje, e incluso se jactan de hacerlo.

Un año más la ronda del mes de septiembre se ha realizado. Este año, de nuevo, desafiando la voluntad de este Director, haciendo caso omiso a las medidas preventivas, e intentando esquivar posibles medidas coercitivas. En primer lugar, deseo mostrar mi agradecimiento a quienes sabiendo cuál era nuestra voluntad optaron por no participar, mostrando que se puede hacer colegio también de otra manera. Personalmente no tengo ninguna alergia a las rondas. Sólo dos fueron las condiciones expuestas para dar visto bueno a esta actividad. La primera exigía tener un comportamiento cívico y no entrar en provocaciones con otros colegios; todo apunta a que esto se cumplió. La segunda hablaba de ciertas condiciones de igualdad entre los colegiales y no se cumplió. Los colegiales mayores no participaron de los disfraces, salvo una honrosa excepción.

Quisiera transmitir a todos los implicados en la vida de este colegio, tanto colegiales como padres de los mismos, lo que ya entrada la noche del día en que se realizó la ronda transmití a los coordinadores de la fiesta colegial, como colegiales mayores y responsables mas visibles de este acto tan unido a la fiesta colegial. Más allá del por qué no apruebo la ronda en las condiciones en las que se sigue realizando y que ya dejé claramente expresado el año pasado, me han preocupado en esa ocasión dos hechos.

Por encima de todo, la nula confianza por parte de los colegiales para dialogar, si no están de acuerdo, decidiendo participar en la ronda contra lo que dejamos muy claramente expuesto en la asamblea colegial. Se pueden no compartir los puntos de vista, pero hay algunos códigos que no podemos saltarnos sin más. La buena convivencia entre todos exige hablar con claridad y colaborar, compartir los puntos de vista y buscar puntos de encuentro y de posible colaboración para bien del colegio, no actuar a escondidas, no decir por un lado “estoy de acuerdo” y por otro actuar como mejor me parece. Se puede hablar respetando la libertad de todos. De lo contrario se resiente la confianza; surgen las dudas y desconfianzas mutuas.

La decisión de los colegiales de realizar la ronda muestra que queda mucho por hacer, que la confianza aún está por conquistar. Si la Dirección expresa su voluntad, sus condiciones abiertamente, su buena disposición a nuevas formas y estilos, y se asiente sin expresar públicamente, ni privadamente, nada en contra, después no se puede actuar a escondidas. Cada uno tiene su responsabilidad. Los nuevos colegiales por aceptar lo que el resto de colegiales les han sugerido tenían que hacer. Los mayores por no dar un paso al frente y creer que las cosas se pueden hacer de otro modo. En este sentido los colegiales más mayores (3º y 4º), aunque su participación en la ronda haya podido ser meramente testimonial, tienen una especial responsabilidad. Ellos deben ser los que lideren otro modo de actuar, otro modo de pensar. Y en ese sentido esa ha sido mi segunda decepción.

Como signo de buena voluntad, decidieron hacer otra ronda dos días después, en otras condiciones. Ese puede ser el inicio del camino.
Es claro que sigue habiendo tradiciones que estimo no son positivas, que no son fáciles de erradicar. Habrá que seguir esperando tiempos mejores. Y por mi parte, sigo abierto al diálogo, a compartir puntos de vista, a buscar lo mejor juntos.

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