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El momento de la decisión

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El comienzo de las entrevistas de admisión y del plazo de renovación de plaza en el Mayor marca un cambio importante en el ritmo de la vida colegial. Atrás ha quedado un trimestre que comenzaba con la preocupación y el cansancio por el esfuerzo de los exámenes y ha acabado con multitud de actividades que han dado un color y vida especial al Colegio: cena de primavera y fiesta colegial, festival solidario, múltiples conferencias, fases finales en competiciones deportivas. Han sido unas semanas para vivir lo mejor del Jaime, en la convivencia intensa, en la participación, a través del sentido de pertenencia.

Con las vacaciones inminentes llega el momento de pensar cómo abordar el sprint final del curso con el esfuerzo académico extra que va a exigir, pero también cómo proyectar el curso que viene y dónde vivirlo. Los colegiales que lo deseen manifestarán su voluntad de seguir haciendo colegio el curso que viene y la Dirección, consciente de su responsabilidad de mantener el rumbo, tomará la decisión de quién puede continuar porque ha conseguido lo pactado.

La renovación en nuestro Mayor nunca ha sido gratis y esto no hay que entenderlo como una amenaza o una invitación al temor, sino como un recordatorio tantas veces repetido de que estar en un Colegio Mayor es un auténtico privilegio y hay que hacerse merecedor de él. Por eso, la renovación para continuar en el colegio hay que ganársela a lo largo de todo el año, independientemente del curso en el que uno se encuentre.

Por eso, las vacaciones de Semana Santa son un buen momento para evaluar, independientemente de lo que la Dirección decida, se debe reflexionar sobre en qué aspectos creo haber mejorado como persona, en cuáles aún puedo y debo mejorar. Alguno tal vez, deseo que los menos posibles, lleguen a la conclusión de que su etapa en el Colegio ha concluido. La experiencia me invita a afirmar que la mayoría de colegiales no tendrán problemas en renovar su estancia en el Mayor, porque trabajan, estudian y alcanzan sus metas académicas, conviven sanamente, participan en todo lo que es la vida colegial y se divierten en armonía y respeto mutuo.

Está bien divertirse y disfrutar de un ambiente saludable en nuestra convivencia, pero hemos de exigirnos a nosotros mismos y trabajar por algo más. Os invito, en este sentido, a haceros una pregunta que yo, al menos, no dejo de hacerme cada cierto tiempo: cuál es el ideal de colegial, qué tipo de joven quiere formar parte de este Mayor,  que pretende ser, ante todo, un centro educativo. La respuesta es fácil porque está dicho de modo muy claro en el Proyecto que nos guía: “Queremos formar personas adultas, libres y responsables, comprometidas en la construcción de un mundo más justo y solidario”. Por eso son importantes las metas académicas, o una buena cosecha de créditos colegiales por participar en las actividades; pero también es importante el respeto a las normas básicas de convivencia que recoge el reglamento colegial, así como el respeto a la dignidad del otro y de sí mismo, contra lo que a veces algunos atentan, cuando se abusa del alcohol, cuando se dan ciertas manifestaciones agresivas defendiendo nuestros colores, cuando se participa de las novatadas.

No sé si lo conseguiremos. Pero al menos tenemos claro el rumbo hacia el que queremos caminar. Y tratamos de que todo en el Colegio se oriente, se articule, en esa dirección. Es conveniente que los que están y los que vengan, tengan las ideas claras. El Jaime no es sólo un Colegio Mayor con buenas instalaciones. No es sólo que haya un buen clima de convivencia. No es sólo que tenga un buen ambiente de estudio. El Jaime es además, quiere ser, un lugar donde se formen personas comprometidas con nuestros valores innegociables. Esta es la invitación que hago particularmente a quienes tenéis que decidir en estos días donde seguir viviendo vuestra aventura universitaria.

Disfrutad de la familia en este receso. Saludos.

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