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Gracias, Conchi

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El año 2013 se está convirtiendo en un año de despedidas. Pareciera como si un ciclo tocase a su fin, la “quinta del 2004-2005", cuando un nuevo equipo -desde la dirección a la administración y gestión de servicios- se hacía cargo del colegio; pero no se trata de una ruptura o cambio de rumbo, sino sólo de ciclos de vida que nos sorprenden sin por ello abandonar el norte marcado, porque las personas que pasan dejan trazos de camino ya hecho para los que seguimos y lo que sembraron queda ahí con sus frutos imperecederos. En enero se nos iba David tras años de gran dedicación y generosidad; en pleno verano, sin hacer apenas ruido el P. Fernando concluía un ciclo también de su vida sabiendo que había dado lo mejor de sí por un colegio definido y organizado. Hoy se nos va Dña. Conchi, la gobernante presente en los diversos rincones de nuestro colegio, siempre dispuesta a un esfuerzo más.

Llegaba al colegio al comienzo del curso 2004-2005 en un momento en que el colegio cambiaba el modo de gestionar el servicio de comedor y hacía falta una mano firme pero al tiempo cercana para guiar esos primeros pasos. Han sido nueve años cargados de entrega y servicio; trabajadora esmerada pero al tiempo sensible para que quienes trabajaban junto a ella se sintiesen bien y los colegiales tuviesen las mejores condiciones para alcanzar sus metas. Como las buenas madres era la primera en llegar al colegio y la que lo abandonaba cuando ya las tareas estaban acabadas o bien encauzadas. El colegio en tantos pequeños detalles y cosas prácticas en sus manos se sentía más seguro. Era una mano firme y decidida para solucionar problemas. Por todo eso, por tantas horas entregadas y el cariño puesto en su trabajo, ya se merece un “gracias” generoso, multiplicado y sincero.

Conchi figuraba dentro del equipo de dirección. Ella se sentía identificada como la primera con los valores que están en nuestro proyecto educativo, con lo que se proponía desde la dirección, con el esfuerzo por los chicos. Dirigía a toda su patrulla de esforzadas trabajadoras, pero era la primera en servir, meter platos al lavavajillas o solucionar una emergencia o un imprevisto. Compartía los problemas, los momentos difíciles, las situaciones extrañas y hacía ver lo que desde arriba a veces no se alcanza a ver.

Emprendes ahora otra etapa de tu vida. Más sosegada, sin grandes madrugones, sin tener que ir de un rincón a otro, de un piso a otro de este colegio, sin la tensión y los agobios de tener todo a punto; un tiempo de descanso y jubilosa jubilación. Conchi, te deseo lo mejor y en nombre de todos los que a tu lado hemos compartido esfuerzos y preocupaciones te doy una vez más las gracias por todo. En estos últimos meses te hemos visto más sensible porque detrás de esa segoviana recia había un corazón noble y abierto para todos. Recuerda siempre que aquí dejas tu huella. Sabemos que volverás aunque ya no sea para ponerte un uniforme y dejar preparada una mesa o unos platos o un pasillo. Volverás para recordar la que durante nueve años ha sido tu casa y recibir el abrazo y la acogida que te mereces.

P. Teodoro Bahillo Ruiz, cmf

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