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La culpa es de...

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De toda la vida, de toda la historia, de todos los tiempos, ha sido mejor echar la culpa a otro u otros que asumir la propia responsabilidad. O decir que los que tienen que hacer algo son los otros y no uno mismo o el propio grupo. Ya dijo Kennedy aquello de “my fellow Americans, ask not what your country can do for you, ask what you can do for your country.”

Lo mismo podríamos decir en el Colegio. “Estimados colegiales, no os preguntéis lo que el Colegio puede (o debe) hacer por vosotros, preguntaos lo que vosotros, cada uno, podéis (debéis) hacer por el Colegio”.

Todo esto viene porque en el último Consejo Colegial han salido algunas cuestiones relativas a la convivencia, en especial a la capea que hace poco han tenido los colegiales. Y allí ha resonado una frase que merece una cierta reflexión, aunque sólo sea por su rotundidad: “el Proyecto Educativo ha fracasado.”

Se decía en el sentido de que no ha logrado sus objetivos de que los colegiales se comporten como personas maduras, capaces de relacionarse de una manera sana y de divertirse también sin faltar al respeto a sí mismos y a los demás. Parece ser que en la capea hubo algunos excesos que no condicen de ninguna manera con el estilo propuesto desde el Proyecto Educativo del Colegio.

Para empezar, la primera crítica venía a decir que, si habían ido muchos colegiales a la capea, era precisamente porque la dirección había manifestado con claridad su oposición. Que habría sido mejor que la dirección no se hubiese posicionado con tanta claridad. Es una crítica que no tiene fundamento. Viene a decir que los colegiales son como los animales a los que, cuando quieres que vayan en una dirección, tienes que tirar del rabo en la dirección opuesta. Entiendo que los colegiales son, deben ser, personas capaces de escuchar razones. La dirección ni pretende ni deja de pretender que haya capea. Pero sí expresa con claridad su opinión sobre ella (y, por cierto, luego los hechos le dan la razón).

Y, segundo, en un Colegio donde todos los que lo forman son mayores de edad, el Proyecto Educativo no es en absoluto responsabilidad de la dirección. No es más que una oferta, libremente acogida y asumida (y firmada) por los colegiales. Y es responsabilidad de ellos hacerlo realidad, vida y experiencia practicada en el día a día de sus vidas. La dirección tiene la función de moderar, de apoyar, de promover. Puede hacer mejor o peor esas funciones pero no dejan de ser funciones secundarias. Los actores principales de su propia educación son los colegiales. El Colegio ofrece los instrumentos, pero los colegiales son los que deben usarlos. La pelota, para bien o para mal, está inevitablemente del lado de los colegiales. Y a ellos les toca asumir su responsabilidad.

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