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Algo más que una victoria

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El domingo desapacible, ventoso y lluvioso, que tuvimos ayer 26 de abril, tuvo noticias más importantes que nuestra victoria en el campeonato de voleibol de colegios mayores, como el terremoto de Nepal y tantas otras, pero traigo a este rincón esta noticia porque nos deja dos lecciones importantes, una positiva y otra negativa.

Lo bueno queda apuntado en la crónica del evento en las noticias de nuestra web. Ese colegial que desde primero intenta crear e ilusionar con el vóley, un deporte que casi nunca tuvo especial eco en nuestro colegio. Humildemente, desde abajo, con fe, empieza a creer en un sueño, y peldaño a peldaño, después de cinco años y en su último curso, alcanza la meta, la victoria. Este colegial en el deporte, pero espero que otros muchos en otros ámbitos de la vida, es la confirmación del mensaje más repetido en los actos de clausura de los diversos colegios mayores a los que he asistido en estos últimos fines de semana: hay que arriesgarse a lo imposible, con ilusión y tenacidad, luchar por tus sueños, no hay meta que no puedas proponerte.

La lección no es la victoria, sino cómo se llega a ella. Desde hace un par de años algunos equipos de deporte se tomaron en serio lo de entrenar. Hasta entonces lo único que contaba era competir, pelear con cierto esfuerzo por la victoria. Puede parecer que no tiene importancia, pero entrenar, además de mejorar el rendimiento, refuerza el sentido de grupo, la responsabilidad, el valor del esfuerzo, el deseo de aprender y conseguir metas. Tal vez no tengamos el equipo más alto, más dotado, no seamos los mejores, pero de lo que estoy seguro es que nadie se lo ha tomado tan en serio como nosotros. Y esta es una lección hermosa que nos ha dado el equipo de voleibol, más allá de la victoria final: la importancia de trabajar juntos, de hacer equipo, de mejorar, de colaborar por un objetivo común, sin esperar la genialidad de uno o dos que lo hagan todo. Por eso, en el deporte como en la vida, la victoria casi nunca llega como un regalo (por tener un par de jugadores muy buenos o unas óptimas cualidades), sino por el esfuerzo por hacer equipo, por prepararse, por mejorar, por afrontar las dificultades. Sólo el trabajo previo, constante y disciplinado, da resultados a la larga.

Y ahora toca lo negativo. No hubo cánticos de la afición, no hubo compañeros que sintiesen que hacer colegio es también estar ahí apoyando, animando, alegrándose con ellos. El “Allez, Jaime allez” lo exhibieron personas que no forman parte de nuestro colegio. Con ello creo que sobran las palabras. Ojalá sepamos acompañarnos unos a otros, y no sólo por amiguismo, sino por formar parte de una misma familia, la familia del Jaime, ya sea en el deporte, en el teatro, en una conferencia, en un concierto solidario, en un paseo o en la enfermedad.

Todo lo escrito hasta aquí vale con las mismas palabras para el equipo de balonmano, que ya el año pasado nos regaló esta lección. También ellos han recibido premio a su esfuerzo este año jugando la final, y han sufrido el sinsabor de no ser acompañados por el colegio, solo dos colegiales a los que les agradezco su asistencia, porque no sólo hace colegio y defiende al Jaime quien juega con la camiseta verdiblanca, sino también quien desde la grada aplaude su esfuerzo y sus logros. Mejoramos como Colegio en unas cosas, pero en otras necesitamos seguir aprendiendo. Ojalá nos quedemos con la gran lección de esta noticia sencilla, de un gris domingo de primavera que nos puede servir para nuestro futuro: “en el trabajo, en la vida de familia, en la sociedad, en todo en general, sin hacer equipo, sin trabajo codo a codo con los demás, sin días grises de frío en los que se sacrifica algo por prepararse, no se consigue nada, no se alcanzan metas”.

P. Teodoro Bahillo Ruiz cmf

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