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La hora de los aplausos

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        A lo largo de las próximas semanas vamos a tener numerosas oportunidades de ser generosos en el reconocimiento y el aplauso. Al ir llegando a su conclusión algunas actividades especialmente significativas es justo reconocer el esfuerzo y bien hacer de muchos colegiales. Son cosas buenas que suceden en el colegio y que es bueno subrayar para que no se olviden. Lo que hace especial este agradecimiento y aplauso redoblado es que se trata de actividades que se han ido fraguando a lo largo de todo el curso; no se trata de flor de un día, sino de una dedicación y esfuerzo continuados y persistentes.

        Este aplauso se lo debemos a todos los que nos regalarán un año más la obra de teatro para reírnos o emocionarnos, a los que nos harán vibrar en las finales de voleibol y baloncesto en el torneo de Colegios Mayores, a la revista colegial que esperamos salga a la luz próximamente, a quienes reciban un reconocimiento especial en las galas del deporte y de culturales y finalmente a quienes recibirán la beca colegial coronando así su fiel estancia en nuestro Mayor. A todos ellos, por mi parte, desde esta tribuna “gracias”.

        Es justo reconocerlo así, porque a veces estamos tan acostumbrados a aplaudir en espectáculos y a personas que poco tienen que ver con nosotros y nuestra vida de cada día, que se nos olvida el aplauso a quien vive a nuestro lado y ha dejado su esfuerzo por hacer de nuestro colegio lo que es. Por eso es importante hacerse presente en todos estos eventos aunque ya las exigencias académicas sean cada vez más apremiantes y agobiantes. Aplaudir a nuestros compañeros es reconocer su esfuerzo y aprender con sus logros. Y, -¿por qué no?-, quizás ilusionarse porque el próximo año uno de vosotros pueda ser el que sube al escenario para representar o recibir un premio, salta a la cancha para ganar un punto, supera sus propios límites y resistencias. Es una forma de celebrar todo lo que es auténtico en el Colegio, de alegrarnos del buen trabajo hecho. Unos sudando en la pista, otros con traje y corbata subiendo al estrado para recibir sus premios, otros con sus disfraces representando papeles ajenos, y todos estando allí disfrutando del momento, demostrándoles con nuestros aplausos que estamos orgullosos de lo que han conseguido.

          Este fin de semana será el momento del deporte y el teatro. En las competiciones deportivas ha habido muchos equipos apuntados, muchos colegiales participando. Ganar, ser los primeros, no es más que la guinda que corona la tarta. Y la tarta ha estado bien elaborada y trabajada. Ha habido muchos colegiales participando, se ha entrenado con tesón, se ha manifestado buen espíritu animando, aunque aún se puede mejorar en este aspecto. Todo eso vale más que muchas victorias. Los éxitos llegarán o no llegarán. La vida es así. Pero el trabajo ahí está.

          Del teatro se puede decir algo similar al deporte. Es una actividad valiosa porque exige la colaboración y cooperación de muchos colegiales. Se hace, además, en colaboración con otro Colegio Mayor femenino. Supone voluntad de colaborar, de sobreponerse a las propias habilidades, capacidad para trabajar en grupo. El protagonista de la obra no sería nada sin el resto de los actores. Los actores, todos, no serían nada sin los que trabajan sin salir a escena para que la obra salga bien. Es un trabajo de conjunto, sin competencias, por amor al mismo teatro.

         Son cosas que pasan en el Colegio Mayor y no conviene que pasen sin caer en la cuenta de su peso e importancia para la vida colegial. Por el buen trabajo, excelente trabajo, que han hecho estos colegiales en deporte, en teatro, es el momento de los aplausos.

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