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Solidaridad con luces y sombras

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            No me resisto a escribir de nuevo sobre la solidaridad al concluir la “Semana Solidaria JdA”. Lo hice ya también por estas fechas del año pasado en mi debut como director. Entonces mis palabras tuvieron más tintes de lamento que de alabanza. Vuelvo a hacerlo de nuevo ahora porque hay signos en el colegio, hechos que pasan más desapercibidos, pero son los que hacen la diferencia.

            Durante toda la semana en el Colegio se ha estado celebrando la Semana Solidaria. A lo largo de la semana se han organizado diversos actos, -charlas, torneos, concierto, bingo-, dirigidos a que los colegiales tomen conciencia de que, siendo sinceros, somos unos privilegiados en este mundo y de que la solidaridad se tiene que terminar expresando en la capacidad real de compartir tiempo, dinero y cualidades con aquellos a los que les ha tocado la peor suerte en nuestra sociedad. Quiero, ante todo, felicitar a los que han puesto ganas, tiempo, incluso creatividad para despertar a los más ensimismados. He de reconocer que ha habido iniciativas novedosas para, al menos por unos instantes y dando algo de lo nuestro (tiempo o unos eurillos), traer a la memoria a quienes viven en circunstancias mucho menos favorables que las nuestras. En este sentido, el concierto y el bingo solidario han sido propuestas llamativas con muy buena respuesta y acogida por parte de los colegiales.

            Las sombras tienen que ver con el poco eco que algunos actos de sensibilización han tenido en los colegiales. Me pregunto, por ejemplo, cuantos colegiales saben a qué proyecto se van a destinar los euros que se han recaudado en las distintas iniciativas (torneo de futbol sala y play, hucha soldaria, porra en el clásico, bingo y concierto). Quiero insistir en que más importante que la cantidad de dinero recaudado es esa puerta que en cada uno de nosotros debe estar siempre abierta hacia los mas desfavorecidos. Y esto se consigue escuchando a los que tocan esas realidades: cómo viven los perseguidos de Irak, los niños de la calle de Honduras o las mujeres indígenas de Ecuador. La auténtica solidaridad empieza cuando en mis actitudes, mis pensamientos, mis gestos, algo cambia sabiendo que soy un privilegiado y que hay otros muchos que no tienen ni lo básico para estudiar, para vivir con dignidad. Sólo entonces se puede decir que la justicia se convierte en una pasión para vosotros.

            El objetivo de la Semana Solidaria es invitarnos a salir de la burbuja de la comodidad, ver el otro lado del mundo, el que les ha tocado a los más desfavorecidos. Es darnos cuenta de la realidad de injusticia que está presente en nuestras calles. Si, al menos, dos colegiales se han dado cuenta de ello, la Semana Solidaria ha cumplido su objetivo. Por eso, de nuevo, gracias a quienes habéis estado ahí organizándola, animándola, recordándonos que hay gente que sigue necesitando de nuestra ayuda. Sólo falta que seáis capaces de animar a otros a seguir vuestro compromiso. La eficacia y la fuerza de los pequeños gestos nunca pasa desapercibida. Buen descanso y feliz Pascua a todos.

P. Teodoro Bahillo Ruiz cmf

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